martes, 30 de noviembre de 2010

Del Mundo de Las Ideas... (VI)


El hombre procece a aguantar los ánimos, a penetrar sencillo en la brisa generada por disturbios. Esconde tembloroso las risas amuecadas y camina por el derramadero fantasioso de hileras punzantes y vespertinos disolutos. Ruega al amanecer del nuevo día preñado de hierbas panoramicas atrapadas en su verde redundante, cumulos de piedras grisáceamente embutidas en sus filosóficas formas, flamigeras danzas espectrando claridad al universo anónimo e inefable perturbadoramente indescubierto; monerias nocturnas sobrevoladoras de lo ignoto, columnas de su enigma, negadoras de bondades, encubridoras de sabidurías

Siente la desdicha de lo tansitorio, el aturdimiento de lo fugaz. Sabe que nacer es lo tremendo, que sin pecho jamás seriamos. Conocer es lo aplastante, describir atomiza; es la ironía del vivir. Niño jamas deja de ser, lo infante fluye y lo caracteriza; siente miedo. No hay presencia de lo culpable. Con la candidez abierta hacia la naturaleza se desparrama en la noche de su auténtica identidad. Frente a lo eterno nunca existimos, el final es la única ilusión curiosamente creadora… frente a todos los tiempos la nada… ¿Evolución?

El hombre no vive sólo de lo que razona, es humano no sólo por pensar y discernir. Lo inexplicable lo equilibra, lo no narrado lo tranquiliza y genera la razón misma de su vida... es empujado al sacrificio y este lo lleva al servicio. Al mirarse su piel se arruga y su ser adquiere belleza; ha comprendido y asimilado pero algo más le dice que es ¡ya! Persona: ha sentido. El sentimiento aflora y lo completa, no es únicamente máquina cerebrada al uso de, es humano al servicio para... y recorriendo las calles de su humanidad se acerca más a el y siente que es a todos, conoce –porque ya sabe– que el todo jamás se agota y reparte. Observa el camino  de los demás y aprende a esperar para que sean con él; anhela esa fusión consciente y disfruta la cercanía de lo inevitable, el trabajo para su auto conquista. Por fin inicia el camino hacia el destino perpetuo: amar.

4 comentarios:

Ana dijo...

El tiempo es siempre nuestro contrario, cuando el reloj da las horas, no nos las da, nos las está quitando.

Buena reflexión la tuya.
Besitos

soy... dijo...

Si,aunque parece que tu comentario va dirigido a mi ultima entrada, sobre la contemplación de lo etereo...

De todas formas gracias.

Mabel G. dijo...

"Por fin inicia el camino hacia el destino perpetuo: amar."

El sentimiento más puro de todos los sentimientos de los seres vivos.
Me ha gustado tu post. Te felicito porque escribes de una manera muy profunda.
Un abrazo.

soy... dijo...

Me sorprende verte rodando por las paginas primeras del blog

un placer.

Gracias.