lunes, 30 de mayo de 2011

Contemplación De La Palabra...

El hombre tiene el poder que lo conforma: el distanciamiento indetenible de lo bestia que sus genes le dicen ser. Se conforma; sabe que lo zafio de sus gruñidos fue bruñido por el incesante transitar de las edades… Disfruta, un nuevo remolino manifestado endógeno seduce su cabeza: piensa. Esboza su proyecto hacia el futuro; martilla en sus sienes la dificultad del persistente inicio, y en su plenitud social, en el culmen de su destreza trastocada en bondad relampaguea implacable, trona delicioso redescubriendo mundos, asigna, designa, nombra... hereda. Es indescriptible la palabra, ella se transforma en verbo y en su cualidad dual – tangible, intangible- abona, siembra y cosecha todo el devenir humano. Es asombrosa la palabra, es un universo en expansión, en permanente cambio, aportando bellezas infinitas y ciencias descriptivas. El reinicio humano es un aporte de ella, de su majestad merecida.