lunes, 12 de julio de 2010


Yo, Evolución (I)

En alguna partecita del cosmos, algún rastro de energía inicia su proceso de cristalizado; en algún momento de su impreciso tiempo, alguna transmutación genera un borrador de ente, manifestado informe, y en su movimiento-- que tenderá a ser perpetuo—produce lo que produce. Y su incógnita producción contínua arrastra consigo, por alguna especial afinidad estelar, a los entes de parecido inicio: surge la materia... y esta, minúscula, insignificante por su origen, transita arropada por mantos de luz, en una vastedad incipiente, que en marejadas de partecitas de energías cristalizándose, gesta un cosmos abrumador. Lo inmenso es ya realidad. Y al permanecer expandiendose, por alguna congregación especial de continuas realidades, los mismos rastros de energías, preñan alguna femenina realidad específica; y en mezclas complejas de moléculas y aminoácidos, los primigenios entes voluntarios dan al universo su verdadero inicio: comienza a sentir...

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