miércoles, 14 de julio de 2010


Yo, Evolución (II)

Lo completamente voluminoso no se concibe impalpable… no será más huella inerte merodeando infinitesimales brechas cósmicas donde cernirse para reconocerse presente. Y en su nuevo curso- que se resiste a ser efímero- se asocian los nuevos agentes portadores de lo naciente; roces imberbes caracterizan el trocito de realidad embutida en el ser espacial, y por el recto del nuevo trozo de cosmos, se desechan- por necesidad- innumerables briznas infecundas: Nada retarda lo entero de lo naciente… en el nuevo lapso el movimiento responde al estímulo; el arrítmico vaivén suscita de manera inevitable nuevas necesidades, y lo vasto responde a ello concibiendo en lo prolífico de lo heterogéneo, el artilugio acertado donde transformar parte de lo orgánico originado… traza rutas, corrige naturaleza, avanza glorioso apoyándose en sus bien firmes determinaciones; corta secciones y obtiene de toda esta sucesión, el triunfo merecido de la labor espacio-temporal realizada por su simiente: ¡el cosmos escucha, observa y siente!

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